Queridos padre y madre en la carne,
pero no de ese nacimiento que les habla a ustedes:
porque aquello que engendra es como lo que es engendrado.
Alabanzas, alabanzas sean dadas a mi Padre celestial,
quien me ha engendrado otra vez por la palabra inmortal.
Le hablo a lo de Dios que está en ustedes,
y les suplico a ambos en el nombre del Señor,
que regresen al interior, y esperan para escuchar la voz del Señor allí;
y esperando allí, y estando cerca del Señor, crecerá un discernimiento,
que permitirá que distingan la voz del extraño cuando la oigan.
¡Oh! Sean fieles, sean fieles al Señor a quien conocieron;
porque el Señor no se agrada en los caídos,
ni su maldición se adormecerá.
¡Oh! ¡Sean fieles! No miren hacia atrás, ni se adelanten demasiado,
más allá de lo que ustedes han alcanzado;
porque ustedes no tienen tiempo, sino el tiempo presente:
por lo tanto, ¡aprecien su tiempo por el bien de sus almas!
Y así, crezcan en lo que es puro, y manténganse en la unidad;
entonces mi gozo será completo.
¡Que Dios esté con ustedes!
¡Y que el Señor Dios de poder los guarde en su poder!
A él sean las alabanzas para siempre.
Jorge Fox